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Cantar: más allá de la técnica


Canta, diviértete y emociónate en Backstage

Uno de los principios que nos definen es que aprender a tocar un instrumento o interpretar una danza va mucho más allá del dominio de la técnica. Existe un componente esencial que nos debe acompañar durante no solo nuestra formación como artistas, sino también en el desempeño mismo de nuestro arte: la sensibilidad. La sensibilidad, la emoción, es a la vez un combustible para arrancar la interpretación, un detonante, pero también puede ser una meta. Tocamos, bailamos y cantamos desde la emoción para activar unos resortes íntimos que han de levarnos a más emociones y, cómo no, a emocionar a otros.


Este es especialmente cierto en el canto. Cantar, al igual que la danza, implica la maravillosa peculiaridad de que nosotros mismos somos nuestro instrumento. No tenemos un intermediario mecánico necesario para sacar notas y armonías. Nuestra voz, nosotros, somos ese motor. Por eso entendemos que cantar va mucho más allá de sus bases inamovibles: respiración, colocación, proyección. Es un acto de emoción en bruto que nos puede hacer viajar hacia nuestras emociones más escondidas. Puedes cantar desde la felicidad, para celebrar lo que para ti sea más valioso, o desde la nostalgia. Puedes proyectar tu voz desde la pena o el enfado. Da igual qué te inspire a cantar en cada momento; lo importante es que esta forma de interpretación abre las compuertas de nuestras emociones y nos puede levar a los confines que nosotros estemos dispuestos a explorar, desde pasar un simple buen rato a la misma catarsis que libera la espita de nuestras presiones vitales.


Esta certeza impregna nuestras clases. Álex y Samuel, nuestros profesores, siempre abordarán tus clases desde tus necesidades y gustos, así como un escrupuloso mimo hacia tus sensibilidades y metas. ¿Qué música te gusta? ¿Qué quieres lograr? ¿Por qué cantas? ¿Y para quién? Gracias a este enfoque, nuestros alumnos salen de sus sesiones de canto con una sensación de renovación que se refleja en sus rostros y las ganas que tienen de volver a trabajar la voz y, por qué no, el alma, la semana que viene, lo cual para nosotros es más que un placer: la sensación de haber cumplido con nuestro trabajo.

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