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Literatura que abraza: el poder terapéutico de La cebra Camila

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En Escuela Backstage no solo enseñamos música y danza. Creamos espacios donde los niños y niñas pueden expresarse, sentirse seguros y disfrutar aprendiendo a su ritmo. Por eso, algunos cuentos forman parte natural de nuestro día a día. Y si hay uno que ha tocado el corazón de muchos de nuestros peques —especialmente aquellos con diagnóstico TEA—, ese es La cebra Camila, de Marisa Núñez y Óscar Villán.


🎵 Un cuento con ritmo interno

La cebra Camila tiene algo que engancha desde la primera lectura: su estructura repetitiva y musical. Cada personaje aporta una "raya" con un objeto diferente, y eso genera una estructura narrativa predecible, muy valorada por muchos niños y niñas con diagnóstico Trastorno del Espectro Autista, que a menudo encuentran seguridad en lo que pueden anticipar.

Este patrón rítmico no solo es reconfortante, también facilita la atención sostenida y la participación activa. Algunos niños comienzan a anticipar frases, tararear la melodía del relato o incluso teatralizar escenas. Y ahí es donde la música entra en juego.


🧠 Procesamiento sensorial y vínculo emocional

Muchos alumnos TEA experimentan una forma particular de interpretar los estímulos del entorno. El lenguaje abstracto o ambiguo puede resultarles confuso, pero el cuento de Camila utiliza elementos visuales y concretos (un caracol, una cebra, lágrimas…), lo que favorece la comprensión simbólica sin saturar los sentidos.

Además, el relato no juzga, ni castiga. Al contrario: cada encuentro con un personaje es una oportunidad de reparación emocional, donde Camila recibe cuidado y acompañamiento. Este enfoque, que en psicología se llama “contención afectiva”, resulta especialmente valioso para aquellos niños y niñas que han vivido frustraciones o dificultades en contextos rígidos.


🎶 De la historia al aula: una transición natural

En nuestras clases de música y movimiento, muchas veces utilizamos este cuento como punto de partida. ¿Qué sucede cuando lo acompañamos con instrumentos? ¿Y si cada objeto que recibe Camila tuviera su propio sonido?

Desde ahí, el alumnado puede iniciarse de forma lúdica en:

  • Reconocimiento de timbres y alturas (hoja = sonido suave, pez = más burbujeante…)

  • Creación de secuencias sonoras (una por cada personaje)

  • Participación grupal con turnos, acompañamientos y dinámicas rítmicas

Y todo ello sin necesidad de saber “leer música”. Solo hace falta querer jugar y dejarse llevar.


💛 Una historia que acompaña y abre puertas

Muchos niños y niñas con TEA han encontrado en La cebra Camila no solo una historia bonita, sino una forma de sentirse reflejados y comprendidos. En Backstage creemos que la literatura, la música y el acompañamiento emocional van de la mano. Por eso nuestras clases no son solo clases: son espacios de crecimiento.

Si estás buscando un lugar donde tu hijo o hija pueda expresarse a través del cuerpo, el ritmo y el juego, te invitamos a conocernos. Porque a veces, recuperar nuestras propias "rayas" empieza con una historia… y una canción.

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